Internet y las redes sociales están presentes en todos los rincones de la sociedad y los menores no son ajenos. Los llamados nativos digitales también necesitan formación para hacer un uso responsable de estas tecnologías, ante la dificultad para evaluar los riesgos, presentes y futuros, de hacer un mal uso.

La normativa

El RGPD reconoce las dificultades de los menores en cuanto a la protección de sus datos.

Por eso, hace una especial mención.

El consentimiento de un menor sólo es válido si tiene 14 años o más. En caso contrario, el consentimiento lo deben dar los padres o tutores legales.

Cualquier información destinada a menores se presentará de una manera especialmente clara, para que los menores puedan entender.

Educación y control parental

A pesar de ser nativos digitales, los menores necesitan formación para hacer un buen uso de la tecnología: tomar conciencia de los riesgos de seguridad y de los riesgos asociados a la publicación de datos personales.

El acoso a través de internet es particularmente relevante. Es necesario que estén informados. Deben saber reaccionar cuando lo sufren o lo observan y, también, evitar caer en estas prácticas.

Las aplicaciones de control parental pueden ayudar a los padres a limitar y controlar el uso de las redes. Ahora bien, esta es una opción a menudo cuestionada que no puede sustituir el acompañamiento de la familia.

Amenazas

Protegidos por una pantalla, es más probable caer en conductas de riesgo. Es necesario conocer las amenazas que afectan a los menores directamente.

Aproximadamente un 90% de los adolescentes utiliza las redes sociales, las cuales fomentan la compartición de datos personales. Hay que ser muy cuidadoso con qué y con quién se comparte una información. Una vez compartida, es muy difícil recuperar el control.

El ciberacoso (o cyberbullying) es el acoso que tiene lugar en el entorno virtual. Tiene diversas manifestaciones: mensajes amenazadores, distribución de información que pueda perjudicar o avergonzar a la víctima, propagación de rumores, suplantación de la identidad.

En la ciberseducción de menores (o grooming), un adulto busca ganarse la confianza de un menor a través de internet, con el objetivo de abusar sexualmente.

 

Fuente: Autoritat Catalana de Protecció de Dades

 

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